¡Qué alegría participar en la celebración de está jornada con el Papa Francisco, en la Basílica de San Pedro!
La vida religiosa es un don de amor qué que hemos recibido, damos gracias a Dios por tenerlo. La vida consagrada es un tesoro que vale más que todos las riquezas del mundo. Enamorarse de Jesús para ir a su encuentro, esa es mejor parte de la vida religiosa .
Gracias a la Madre Francisca Gil, nuestra Superiora General, por darnos está oportunidad y que el Señor aumenté en nosotros el deseo de seguirle con alegría.